El Carpintero de Nazaret

Primero fue obrero de la materia
para luego serlo de las almas;
fue pobre antes de llamar a los pobres
para que entraran al reino de los cielos.
Antes de bajar al infierno de los muertos
bajó al infierno de los vivos,
antes de morir en el oprobioso madero
se ganó el pan de cada día siendo carpintero.

Sus Manos encallecidas por el trabajo,
hincadas por los clavos en el oficio,
abandonaron la sierra y el martillo
para buscar al que se había perdido,
para llevar las cargas del cansado,
sentar a su mesa al pecador y al publicano,
a los ciegos, iluminar los ojos,
limpiar las llagas del leproso,
pan del cielo repartir al hambriento,
de la tumba levantar a los muertos.

Transformó la madera muerta
en cosas vivas y de provecho;
el tronco de un olivo viejo
convierte en lecho para que el niño duerma.
La materia más vil, trabajada y reformada
puede llegar a ser útil y preciosa,
del miserable usurero y de la adúltera desventurada,
hizo dos ciudadanos del reino de los cielos.
Para salvarse es menester ser transformado;
por el Carpintero de Nazaret, ser tocado.